CUENTO
PARA INFANTIL
LA
PRINCESA DE LA PAZ
Hace
muchos, muchos años en un lugar muy frío, donde siempre nieva
existió un hermoso reino. Allí vivía una bella Princesa que hacía
felices a todos sus súbditos, en su país siempre había Paz, nadie
discutía, nunca peleaban, ni había conflictos. Pues la princesa
velaba por la paz de su pueblo y si aparecía algún problema ella lo
solucionaba de forma pacífica. En este bonito lugar no existían las
armas, ni las espadas, ni pistolas ni tanques, nadie tenía que
defenderse de nada pues todo era paz y armonía. Los habitantes del
reino eran muy felices. Cada día la Princesa salía a pasear por su
reino y visitaba a sus súbditos ayudándoles a vivir en paz. Antes
de que el sol se pusiera, reunía en la plaza Mayor a todos los
habitantes y comenzaba la Asamblea Real, era el momento más
importante del día para todos, pues en ella, todos podían hablar,
dialogaban sobre sus problemas, buscaban entre todos las soluciones y
se respetaban unos a otros.
La
Princesa era muy hermosa, su piel era blanca como la nieve que cubría
su Reino, su bello rostro recordaba al de las muñecas de porcelana,
tenía unos grandes ojos verdes de dulce mirada y una sonrisa serena.
Era alta y vestía una túnica blanca hasta los pies y un gran manto
blanco cubría sus hombros y caía elegantemente en el suelo nevado,
haciendo difícil distinguir que era manto y que era nieve. La
llamaban la Princesa de la Paz. Cuando nació la reina de las hadas
le concedió el don de la paz, este don hacía realidad todos los
buenos deseos que la princesa pedía.
Mientras,
en el mundo había guerras, enemistades y violencias. Unos reinos se
dividían, otros se rompían y la causante de estas desgracias era
una malvada bruja, llamada la Violencia. La peor y la más maléfica
de las brujas, todo lo que tocaba lo convertía en desastre, sus
poderosos hechizos hacían que los reyes fueran a la guerra por una
tontería, que los vecinos se pelearan unos con otros y se
insultaran, que un padre y un hijo dejaran de hablarse o que dos
hermanas se odiaran por creerse una mejor que la otra. Estas y otras
muchas eran las malévolas acciones de la bruja Violencia.
Un
día la bruja Violencia llegó al hermoso reino de la Princesa Paz y
empezó a hacer de las suyas, intentaba hacer que los habitantes de
aquel lugar discutieran, se pelearan y se hicieran enemigos, pero la
Princesa Paz saliendo al encuentro de la bruja Violencia le envió
sus mejores deseos de Paz y Amor, a la bruja casi le da un patatús,
pues odiaba todo lo bueno y al ver aquellos deseos de la Princesa de
amistad, de dulzura y de paz, la bruja Violencia reaccionó
enfadándose mucho y lanzó sus encantamientos a los súbditos de
Paz, haciendo que éstos empezaran a pelear y a volverse violentos,
pero la Princesa hablándoles con dulzura consiguió que se
tranquilizaran. Esto hizo que la bruja se cabreara aún más y que
hechizara a todo el reino condenándolo a luchar entre sí. De nuevo
la Princesa volvió a desear paz para sus súbditos y así éstos
dejaron de pelear. Viendo la bruja el poder de la Princesa decidió
condenarla a ella para siempre, lanzándola un hechizo, destinándola
a vivir eternamente sembrando la Paz, diciéndole:
“Desde
hoy y hasta el día en que me venzas velarás por la Paz en el mundo
entero y tu desgracia será ver como yo, la Violencia, soy más
fuerte que tú y todos me prefieren antes que a ti, porque la gente
pelea, discute, mata y odia, así que te reto a conseguir que en el
mundo haya paz y eso que tu llamas amor. Pero tendrás que vencerme
con tu propia arma, desde la paz y sólo podrás ser vista y
escuchada por aquellos que son pacíficos y actúan sin violencia. El
resto del mundo no podrá verte, pues a sus ojos sólo serás una
hermosa paloma blanca”.
De
este modo y hasta ahora la bella Princesa Paz se convirtió en una
blanca paloma que comenzó a volar por el cielo para viajar por todos
los lugares intentando ser vista y escuchada por hombres, mujeres,
niños y niñas que viven en paz. Y poder conseguir así que en el
mundo haya Paz para poder vencer para siempre a Violencia, la malvada
bruja.
Cuentan
por ahí que algunos niños la han visto y que es una hermosa
sensación estar con ella. Dicen también que aquellos que la han
visto nunca más se han peleado y que son felices. ¿Os gustaría
conocerla y verla?
Pues
para que esto ocurra tenemos que ser buenos, y tener actitudes
pacíficas, portarnos bien, querernos, respetarnos, pensar en cosas
buenas y desear la paz para el mundo, para el colegio, para la
familia y para uno mismo.
Si
hoy nos portamos bien, a lo mejor mañana cuando volvamos al cole ha
pasado por aquí y nos ha dejado un mensaje….
Mensajes:
para dejar cada día un mensaje echamos un poquito de sal, o de
harina o de arena… en el suelo y hacemos la marca de las huellas de
la paloma que ha pasado a la clase y nos ha dejado un mensaje. Los
mensajes son:
- ¡Hola niños! ¿Cómo estáis? Me alegro mucho de que estéis aquí para ayudarme. Pronto vendré a veros. ¡Seguid así! Animo. Muchas gracias.
- Soy la Princesa de la Paz y veo todo lo que hacéis, si queréis que esté contenta, jugar sin pelear y no pegar. Un día quizás os visite.
- Soy Paz, la Princesa y estoy triste porque los niños se pegan y las niñas gritan y dicen palabrotas. Me da tanta pena que esto ocurra que lloro cada noche escondida entre las nubes. Me gustaría que los niños me ayudaran a vencer a la bruja violencia. ¿Queréis ayudarme?
- Soy la Princesa Paz y estoy muy contenta porque veo que me estáis ayudando y os portáis mejor por eso os dejo un recuerdo mío para que os acordéis de que no hay que pelear, ni pegar, ni gritar e insultar. Por favor, ayudadme a sembrar la paz y el amor.
- Mañana vendré a visitaros si os portáis bien, pero seguid siendo buenos y buenas porque así estamos ganándole a la bruja Violencia.
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