sábado, 18 de febrero de 2023

El Carnaval en los Clásicos de la Literatura

Estos han sido los objetivos propuestos y que se han alcanzado con el desarrollo, seguimiento y producto final de la actividad:
  • Manifestar interés por compartir con los amigos y adultos sentimientos de alegría y diversión ante situaciones lúdicas como disfrazarse, maquillarse, bailar y sus posibilidades expresivas.
  • Empezar a controlar los sentimientos en situaciones nuevas y desconocidas.
  • Disfrutar con la familia de las situaciones que provoca la fiesta de carnaval y su preparación.
  • Participar en el proceso de planificación y preparación de la fiesta compartiendo las situaciones agradables que surjan y mostrando una actitud positiva ante los éxitos y los fracasos.
  • Utilizar y manipular en la medida de lo posible, los materiales e instrumentos para la elaboración y construcción de disfraces, adornos, alimentos, ambientación…
  • Descubrir y utilizar las propias posibilidades motrices, sensitivas y expresivas, adecuadas a las diversas actividades que emprenden en su vida cotidiana: posibilidades que les brinda el maquillaje, los disfraces y el baile.
  • Identificar los propios sentimientos, emociones y necesidades, y comunicarlos a los demás, así como identificar y respetar el de los otros.
  • Adecuar su propio comportamiento a las necesidades, demandas, requerimientos y explicaciones de otros niños y adultos, e influir en la conducta de los demás, evitando la adopción de actitudes de sumisión o de dominio y desarrollando actitudes y hábitos de ayuda, colaboración y cooperación.
  • Participar en los diversos grupos con los que se relaciona en el transcurso de las diversas actividades, tomando progresivamente en consideración a los otros.
  • Conocer y participar en fiestas, tradiciones y costumbres de su entorno, disfrutando y valorándolas como manifestaciones culturales.
  • Mostrar interés y curiosidad hacia la comprensión del medio físico y social, formulando preguntas, interpretaciones y opiniones propias sobre algunos acontecimientos relevantes que en él se producen, desarrollando su espontaneidad y originalidad.
  • Expresar sentimientos, deseos e ideas mediante el lenguaje oral, ajustándose progresivamente a los diferentes contextos y situaciones de comunicación habituales y cotidianos y a los diferentes interlocutores.
  • Utilizar las diversas formas de representación y expresión para evocar situaciones, acciones, deseos y sentimientos, sean de tipo real o imaginario.
  • Utilizar técnicas y recursos básicos de las distintas formas de representación y expresión para aumentar sus posibilidades comunicativas.

Y... colorín, colorado los cuentos en el carnaval se han acabado. Desde el CEIP "Nuestra Señora del Rosario de Luque" os dejamos la importancia de los libros en esta efeméride "EL CARNAVAL".


 

martes, 14 de febrero de 2023

Retos lectores Mes de Febrero

 

MES DE FEBRERO-RETOS LECTORES

CURSO-ETAPA

TÍTULO

Infantil

I3A-I4A-I5A

 

Primaria

1ºA

Biblioteca de Aula de Educación Infantil y otros.

 

 

 

 

Me gusta leer” Ed. Santillana

2ºA

Óscar y el león de Correos”

3ºA

Los cinco tras el pasadizo secreto”

Fray Perico de la Mancha”

4ºA

El caso de la misteriosa “epidemia del profesor””.

5ºA

¡No es tan fácil ser niño!”

Robinson Crusoe”

5ºB

6ºB

“Los perfectos”

 

martes, 7 de febrero de 2023

La lectura de la naturaleza

 La lectura de la naturaleza


ln2B

Azahara Zaín Alburquerque Muro | Responsable del Programa para la Innovación Educativa ALDEA, @EducaAnd

William Crain, psicólogo y pedagogo, afirma: “Los niños que pasan suficiente tiempo en plena naturaleza desarrollan más sentimiento positivo hacia otras personas, se sienten en mayor armonía con el mundo y están más relajados”.

¿No son acaso aspectos que deberíamos promover desde todos los momentos y espacios de aprendizaje en un centro educativo? Pues, cada vez hay más casos de trastorno por déficit de atención (TDHA), de estrés entre nuestro alumnado, de obesidad, etc. y solemos paliar estas enfermedades con medicamentos. Pero ¿y si redujéramos la ingesta química por más dosis de lectura y de naturaleza? Es más, ¿qué ocurriría si asociamos el momento de lectura con el contacto directo con el medio ambiente? 

La incógnita es: ¿Cómo? 

Muchos son los beneficios que se contemplan en este escenario: el gusto por leer, el contacto directo con la naturaleza y, por tanto, disfrutar de la lectura con luz natural que nutre nuestro cuerpo, la relación directa con el entorno en cuanto a olores, sonidos, texturas, etc., la creación de un momento de lectura compartida entre iguales, la expansión de la imaginación, la creatividad, los sentimientos y emociones; pero sin duda alguna, el ser capaces de promover la lectura fuera de las cuatro paredes de un aula o de una habitación, favoreciendo que se lleve a cabo en lugares que mantengan ese estrecho enlace con el medio ambiente, es uno de los beneficios más destacables para ser humano, independientemente de la edad en la que se realice el acto de leer.

Y es que cuando acudimos a la playa a tomar el sol, cuando hacemos una excursión hasta el campo, en un día de pícnic al aire libre en familia, cuando paseamos hasta el parque más próximo a nuestro hogar o, simplemente, salimos al ecohuerto del colegio con nuestro libro, en todos y cada uno de estos espacios que conectan directamente con la naturaleza, se van a generar nuevos recuerdos de las sensaciones captadas por nuestros sentidos en torno al libro, analógico o digital, que sostenemos entre nuestras manos. 

Los libros que tienen el gusto de ser leídos en espacios naturales se convierten, además, en el “transporte” perfecto para descubrir más rincones al aire libre, independientemente de la estación del año en el que nos encontremos. 

Los docentes a lo largo de la historia de la educación han ido centrando sus esfuerzos en promover no solo el aprendizaje de la lecto-escritura, el hábito hacia la lectura, sino que, además, buscan que el alumnado disfrute descubriendo el mensaje de las letras que contienen los libros.

Por ello, es necesario no solo conectar a los niños y niñas con el gusto de leer gracias a la naturaleza, sino de igual modo reconectar a nuestro alumnado con el medio ambiente a través de la generación de espacios naturales lectores. 

Así pues, dentro de estos espacios naturales lectores desde la escuela, son igual de válidos una tienda de campaña en el patio del colegio, una tumbona frente al ecohuerto, una hamaca entre dos postes o árboles, una cabaña de madera del Aula de la Naturaleza del centro educativo, unas telas que cuelgan desde los árboles con unos cojines, ruedas de coches bajo la sombra de algún árbol, o una simple bobina de cable cortada por la mitad a modo de asiento. 

La Comunidad Educativa de cualquier centro escolar, independientemente del ciclo al que corresponda, debe promover espacios de aprendizaje. Lo que ocurre es que, a menudo, entendemos que un aula es suficiente para tal efecto, e incluso “innovamos” y creamos espacios múltiples dentro de la misma aula, con mobiliario diverso, en rincones activos o, incluso, siendo capaces de hacer uso de espacios comunes del centro educativo como pasillos o el patio. 

¿De verdad que no podemos construir un espacio sencillo y acogedor como los que se muestran en las imágenes? ¿No es lo suficientemente emocional y emocionante la experiencia de hacerlo conjuntamente familias, docentes y niños? ¿Por qué no aprovecharnos de la libertad que nos brinda la naturaleza y rompemos las cuatro paredes que nos encierran? ¿Por qué no una biblioteca al aire libre?

 Y es que aún voy más lejos, ¿Acaso no hay un parque próximo al colegio o instituto? ¿Es que los universitarios que viven en la costa no pueden desplazarse por su propia cuenta al paseo marítimo para compartir una lectura sobre filosofía o historia? ¿Por qué no, simplemente, hacer una excursión al río de nuestro pueblo o ciudad para leer en equipo?

¡Seamos diseñadores de espacios naturales lectores! No solo porque haya numerosas investigaciones y publicaciones que argumentan los beneficios de que los niños y no tan niños, estando en contacto diario con la naturaleza, reciben un impacto positivo sobre su salud física y mental, sino porque somos docentes y lo que nos mueve no son solo objetivos curriculares como la lectura, no es tan solo la pasión por enseñar y compartir; si eres docente que está leyendo este artículo coincidirás conmigo en que, para ejercer en esta profesión, hacen falta muchas dosis de empatía, paciencia, consciencia, cariño y tesón. 

Como diría Heike Freire, psicóloga, filósofa, escritora e investigadora de nuevos enfoques educativos: “Cuanto más salvaje es su infancia, más sanos, creativos, motivados, felices, responsables y seguros de sí crecen los niños y las niñas”.

La palabra “salvaje”, según la RAE, entre otras acepciones, significa: “Dicho de una actitud o de una situación, que no está controlada o dominada”. Tenemos una educación programada y recogida en diversos documentos como el Currículo, el Proyecto Educativo de Centro o las Programaciones Didácticas de cada docente, con el fin de que no quede nada sujeto a la improvisación. Aunque todos los documentos deben estar adaptados a la realidad, necesidades e intereses de nuestro alumnado, así como al ritmo de aprendizaje del mismo, es por ello que para los docentes no cabe una situación de enseñanza-aprendizaje donde algo no esté controlado, no es posible una educación con un enfoque “salvaje”. Lo siento, Heike Freire.

Pero ¿no es contradictorio creer que adecuamos nuestra labor docente a los intereses, necesidades, inquietudes y ritmo de nuestro alumnado, si tan siquiera les hemos preguntado qué quiere leer, dónde le gustaría leer, con quién le gustaría compartir ese momento del gusto por la lectura? ¿Es acaso “salvaje” el simple hecho de hacer protagonistas a los niños y niñas de su propia educación dejándolos decidir sobre el proceso?

Implicar a nuestro alumnado no lo convierte en protagonista, salvo si tiene la posibilidad de decidir algo tan “salvaje” como poder leer en el patio, y no solo como actividad por la Semana Cultural o el Día del Libro. Es así como serán los verdaderos “salvajes” protagonistas de nuestra escuela.

¡Seamos innovadores de verdad y escuchemos a nuestro alumnado! ¡Seamos arquitectos de espacios naturales lectores en equipo! Junto a la Comunidad Educativa, construyamos fuera de las aulas lugares diseñados por y para nuestros niños y niñas; hagamos realidad la necesaria reconexión con la naturaleza de estos a través de los momentos de lectura y viceversa; para que nuestro alumnado crezca sano, feliz, con ilusión, armonía, sin estrés, con autonomía y un autoconocimiento que les permita desarrollarse no solo como futuros trabajadores que tuvieron la posibilidad de soñar leyendo en la naturaleza, sino como grandes humanos, dispuestos a seguir creciendo y cuidando nuestro hogar y su cultura desde las letras. Esto es la lectura de la naturaleza humana.